Parte 4
El babbeh popo dormía plácidamente en el lomo de su madre, feliz y acurrucado e inconscientemente entre sueños interiorizaba el calor de su madre soñando abrazos y leche caliente, ella por la presión de las demás yeguas de la manada nunca le prestaba mucha atención además de hacerlo comer hasta que todos sus hermanos bonitos habían terminado, ahora él era el protagonista de su propia vida y la situación sólo mejoró cuando abrió los ojos perdiéndose en un mundo de peluche verde menta con olor a mamá así que se dispuso a dar risitas y muchos abrazos a su mummah lo que la alertó de que ya había despertado.
“¿Babbeh popo? ¿Ya despedtaste babbeh popo?”
“Teehee Sipi mummah, teehee bebé ama mucho a mummah”
“Y mummah a ti babbeh popo…baja, mummah se cansó de cadgar”
“¡Sipi mummah!”
El bebé popo no renegó ni un segundo cuando su mama lo dejo en el suelo y tuvo que empezar a caminar a su lado, es más, estaba tan feliz que en cada paso daba saltos pequeños, trotaba un poco y volvía a reír en silencio mientras le platicaba a su mamá como él imaginaba que iban a ser los cambios ahora que ella por fin le prestaba un mínimo de atención, hablaba y hablaba de como le daria muchos regalos bonitos, como la llenaria de abrazos y como con las lechitas buenas se volvería un fluffy grande y fuerte que la protegería de todos los peligros del callejón con sus sorry hoofies, pero algo que el bebe pasó por alto en su emoción era los largos silencios y respuestas distantes de su madre.
Algo que pudo notar muy bien el bebé popo fue como conforme caminaban en las avenidas se iban encontrando con más gente que los ignoraba completamente, en su instinto él sabía que quería estar con uno de ellos y enseñarle cómo podía llenar su mundo de amor pero lo hermoso de las mentes muy jóvenes es su facilidad de distraerse por cualquier maravilla del mundo en el que se encuentran, así que siguió caminando como si el mundo tuviera mil cosas nuevas que mostrarle y él con mucho gusto las descubriría una por una mientras su mamá estuviera con él.
Ha pasado mucho tiempo y más cuando tienes patas cortas que deben seguir el ritmo de un fluffy adulto que es mucho más grande que tu, eso es lo que el pequeño bebé popo considero cuando vio para arriba a su enorme mamá menta que rápidamente lo dejaba atrás sin darle mucha importancia a que para este punto el bebé ya estuviera jadeando del cansancio.
“Haf mummah haf ayuda bebbeh no puede caminad”
“Bebbeh hemod caminado muy poquito”
“Bebbeh edtá muy candsado mummah, tiene mudcho cador”
“Edta bien bebbeh, mummah te cadgada un datito”
Así caminaron lo más posible mientras el bebé seguía jadeando en el lomo de su madre respirando por algo de aire fresco pero el sol que le cocinaba estando encima de su mamá lo seguía acalorando a niveles peligrosos, más pronto que tarde una sombra los cubre de manera cómoda ya que por fin dejaron la calle y ambos podían descansar plácidamente por unos pocos minutos en lo que sus temperaturas bajaban.
El bebé admiraba el lugar al que su mamá lo había llevado, era muy espacioso y fresco aunque afuera hiciese mucho calor y todo era muy acogedor pero se notaba como faltaban muchas cosas dentro, de pronto la mamá comenzó a hablar con el bebé popo en tono melancólico.
“Hade muchods tiempitod billanteds cuando mummah aún era una bebbbeh, toda mi manada vivía aquí y todods édamos fedices podque aquí era cadientito en tiempods fíos y fío en tiempods cadienteds, da comida no fadtaba y dsiempe había aguita pada que pudiédamods tomad”
“¿Y podque dse fuedon mummah?”
“Podque humanods mados nods encontadon y udsadon gadses mados que de diedon dsueñitos entednos a muchods amigods, hermanidto y mummah y yo pudimods edcapad junto a mads fwuffies pedo muchods gitaban tan fuedte que dos oímods pod muchods diads, despuéds de eso ningún fwuffy de quidso degesad por miedito a tened sueñods etednos como dos demás”
El pequeño bebé popo solo podía abrir sus ojos ante el horrible recuerdo de su madre mientras pasaban por un hueco adentrándose en lo que parece ser la base de un edificio de cemento, para ellos dos es una caja enorme de color gris, húmeda y sin luz, por un segundo ambos sudaban de los nervios por el veneno que pudiera quedar pero más pronto que tarde descubrieron que el aire era tan respirable como el del callejón que provenían.
El bebé no lograba entender en su limitado conocimiento y comprensión como es que su mamá había nacido ahí, el lugar era todo menos agradable, se supone que los fluffies deben tener cuartos cómodos y con luz siempre para alejar a todo lo que vive en lo oscuro, tan pronto como los ojos de ambos se acostumbraron a la oscuridad se toparon con el peor miedo del bebé popo, montañas y montones de huesos de fluffies que habían muerto allí hace tiempo y parece que todo el edificio estaba en las mismas condiciones de abandono.
Silenciosa la mamá toma al bebé popo desde su lomo y con un agarre piadoso lo coloca en el suelo lo más fácil que su hocico le permitió, el bebé por su parte miraba a su alrededor asombrado con lo macabro que podían ser los parajes donde los humanos y los fluffies salvajes se encontraban, pero lo más importante resonaba en su cabeza ¿porque iban tan lejos, porque lo llevó solo a él, iban a dejar a todos los demás atrás?
Antes de que pudiera voltearse a preguntarle a su madre, el bebé popo rápidamente fue aprendido contra el suelo por un peso mucho mayor al de él haciendo que defecara y orinara con tanta fuerza que sintió que por dentro algo se reventó, cuando volteó y pudo ver de reojo a su madre, su propia madre le daba pezuñas de perdón, eso le dolió más que cualquier otra cosa que pudiera haberle pasado, se supone que el era un buen bebé y ella lo amaba.
Ahora se vino lo bueno y solo se va a poner mejor xd
Disfruten :3